Paint Killer
Texto por Félix Cordero
Al artista emergente Fidel López (Santo Domingo, 1998) le gusta moverse en los espacios de misterio que existen en la cotidianidad y lo mundano: entre la ficción y lo real, entre lo puro y lo artificial. Con una curiosidad creativa innata, cuenta cómo escuchaba las conversaciones de sus padres con amistades del círculo creativo de Santo Domingo, que se presentaron a su vida como una puerta hacia una expansión de conciencia, y un contraste necesario a la educación católica que recibía en el colegio. Los polaridades que observaba entre ambos discursos, y las contradicciones innatas de cada uno fueron puntos importantes a la hora de Fidel desarrollar su curiosa forma de acercase al mundo.
Desde que tiene uso de razón el dibujo ha sido la manera íntegra con la que logra comunicarse: a través de él identifica conexiones inherentes en nuestra experiencia como seres humanos con lo que nos rodea. La idea de explorar los límites, identificar las estructuras y posibilidades del dibujo es una constante en su búsqueda. Además, no se limita a pensarse dentro de una estética definitiva; entiende que unx por default está condicionado a un sin número de corrientes estéticas y que se salen espontáneamente, como si fueran texto, en sus dibujos.
La dinámica que existe entre generadores—consumidores de imágenes es un tema que le fascina a Fidel, y lo ayuda a cuestionar si de verdad el ser humano posee algo “esencial” en su configuración, o si todo es recibido e internalizado a través de la cultura hegemónica, los medios y voces oficiales.
Durante una clase de ilustración en Chavón, surge su interés por explorar el programa Paint. Interesado en los límites que le proporcionaba este medio a diferencia de otros programas especializados de diseño, lo utilizó como una forma de representar el proceso humano de recepción de imágenes, propagandas y mensajes reproducidos en los medios: los dominicanos con su absurda política, los internacionales con su agresivo llamado al consumo, y los religiosos con la utilización de símbolos, iconos y manipulación mediática. La relación entre estos diferentes ejes son explícitos en la obra de Fidel, ya sea en su serie de Paint, o en trabajos de documentación fotográfica o vídeo.
“Me interesa cómo el pulso manual (del mouse) dejaba salir ciertos gestos y formas de manera involuntaria, los cuales me sugieren un montón de posibilidades para generar espacios, personajes, narrativas y memorias”, cuenta Fidel.
Esto resulta en Paint, una serie de dibujos digitales donde la multiplicidad de caminos es infinita. Fidel aprovecha cada una de las imágenes que va creando alrededor de una sola idea, sus diferentes capas de colores y cómo se relaciona con los establecidos anteriormente. Algo parecido al proceso de recibir, decodificar e integrar información visual: una capa nueva se sobrepone a otra, y se va forma una nueva referencia: “A diferencia de pintar en un canvas o en papel, en Paint tengo la posibilidad de cometer errores, y aprovecharme de ellos”, cuenta Fidel.
Fidel Lopez