Oda a lo mundano

Fotografías por Thelma Vanahí

Thelma Vanahí (1989) es una artista que seguimos desde hace varios meses, maravillados por su mirada, las fotografías y pensamientos que genera. Su perfil de Instagram (donde publica su trabajo) es el álbum de una voyeurista amante a la documentar a las personas que coexisten a su alrededor, todo bajo la luz del ocaso del día barcelonés.

Su grado es en Comunicación Audiovisual en la PUCMM, y tomó cursos de verano en la universitat de Barcelona en Cambio social y cooperación en el siglo XXI. hace poco terminó un máster en Historia Global en la universitat Pompeu Fabra, en Barcelona. En la actualidad está haciendo un postgrado en vestuario en la Escuela Superior de Imagen y Diseño, con miras a profundizar en un doctorado que pueda conectar las áreas que hasta el momento ha fusionado.

Pensábamos escribir más sobre Thelma, pero ella lo hizo primero y tan bien que nos pareció más justo publicar sus propias palabras:

Soy un ser humano de su tiempo que constantemente está expresando sus ideas y que mantiene un discurso con el entorno que le rodea y no puede dejar de ser reflejo de su habitad. En Barcelona he logrado conjugar todos mis intereses y he descubierto nuevos aspectos de mi persona y de mis posibilidades como artista. Aquí he podido conectar las teorías que he construido y aprendido en la academia, a los procesos artísticos que nacen de mis reflexiones. Antes de llegar a Barcelona estaba en la isla en constante búsqueda, inconforme con mi proceso artístico, cansada de una sensación de bucle que pude romper al llegar aquí.

Nací en 1989 y como trabajo fijo estoy en un taller artesanal donde producimos alpargatas y está abierto desde 1940; dicen que Dalí compraba sus famosas alpargatas pinxo en este taller, hasta el momento no he visto la primera foto que de fe de esto, así que cuento de camino que jala montón de clientela cada verano. Eso lo hago en un medio tiempo, luego me dedico a impulsar mi marca Cotuí, donde produzco alpargatas con telas recicladas y soy fija en mercadillos y bazares que se hacen los dos primeros domingos de cada mes.

Y luego lo otro es salir con mi cámara a brechar.

Disfruto la moda alternativa brasileña; durante el 2011 fui a visitar unos familiares y la ciudad de Sao Paulo cambió para siempre mi sentido de la moda, su uso y creación. Me parece que fue un portal para reflexionar sobre nuestras formas de consumo y es sobre lo que hablo constantemente en mis trabajos: la gente, su gusto por lo mundano, los espacios y la forma en que habitamos, la caseidad, nuestras costumbres y las de los demás. Quiénes son esos, aquellos y nosotros, esa creación de los imaginarios en la que vivimos.

Observo porque es mi vía más fácil para aprender, observo porque por mucho tiempo no lo hice y únicamente iba pasando de capítulos, sin comprender que no podía únicamente pasar y mirar.

Con el concepto de Flaneur (el nombre de su proyecto en Instagram) fui observando, dialogando con lo que sucede en el momento, entendí que dejar de sorprenderse por detalles había contaminado el proceso y que debía volver a la conciencia del asombro, esa conciencia que no deja que los aspectos que necesitan ser reflexionados, pasen desapercibidos por la rutina.

Por medio de la documentación fotográfica he aprendido a pisar el freno en un momento donde todo parece estar en un maratón. Vivir, desde mi perspectiva, requiere muchas pausas, esas pausas deben estar acompañadas con el dialogo, la observación y el escuchar.

Con madre y padre filósofos tendrás un hogar lleno de libros, relajando digo que me crié en jumanji, con pilares de libros, incluso sobre la mesa del comedor. Esos encuentros constantes con aquellas páginas de filosofía, sociología, antropología, temas de pedagogía, tesis de compañeros de mami y papi, historias de amigos y amigas de ambos que iban a dialogar en una mesita llena de libros, galletas y cosas de untar, provocaron inspiración para mi proceso artístico y para mi manera de vivir.