La Bacanería is not dead

Texto por Félix Cordero
Fotografías por Camilo Flores

La libertad que la fotografía le brinda a Camilo Flores (1992) no la cambiaría por nada del mundo. Una libertad que consigue al estar presente en el momento, en constante conexión con su entorno y con quienes lo rodean. La obra que ha creado desde que se trasladó a la ciudad de Nueva York es una traducción directa a su forma de experimentar la vida; con mucho flow, nutrida por una dinámica radicada en la colaboración y la observación.

La intimidad que crea con cada uno de sus sujetos es la materia prima que sustenta su trabajo. Le encanta generar espacios donde ser quien uno realmente es sea la única norma, resultando en un cuerpo de trabajo compuesto por retratos transparentes, que exhalan las vibraciones y autenticidad de cada colaborador de Camilo. Podríamos decir que es virtuoso retratando la bacanería que llevamos dentro.

Como uno de los fotógrafos emergentes que seguimos, nos interesó saber sobre su crecimiento, ser un artista de la diáspora en Nueva York en el 2019 y cómo considera que Instagram ha cambiado el juego para los fotógrafos.

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¿Dónde nace y crece Camilo?
Nací en la Ciudad de Panamá, soy hijo de un azuano y una samanence que eran residentes en Panamá en los años 80 y 90. Al segundo año de mi nacimiento, 1994, mis padres decidieron regresar a su tierra natal, en esta ocasión a la ciudad de Santo Domingo. Ahí crecí entre varios vecindarios como El Cacique, La Zona Universitaria, Gazcue y Los Kilómetros.

¿A qué edad surgieron los primeros impulsos creativos? ¿Cómo empezaste a expresarlos?
Sé que fue temprano porque crecí rodeado de música, instrumentos y arte. Uno de mis abuelos era el clarinetista de la banda de música de los bomberos de Azua, mi padre y mis tíos pasaron esta costumbre musical a las generaciones más jóvenes.

De parte de mi madre tengo familiares que son excelentes comediantes espontáneos como tío Franco y tía Ofelin. Creo que la comedia improvisada en el momento, aplicada al día a día fue la manera en la que comencé a explotar mi creatividad, jugando, payaseando, jodiendo, bailando, dibujando.

En el dibujo entiendo que encontré cierto balance energético. Recuerdo de mi infancia a mi abuelo Francisco Flores quien era contable, y cuando lo visitaba me daba hojas de balance con cuadriculas y arriba de estas dibujaba cualquier cosa. Así pasaba la tarde sin joder mucho y comiendo menta de guardia que él conseguía en los colmados donde contabilizaba. Mi abuelo también tenía un flow incomparable, de quien entiendo aprendí que la moda también es una forma de utilizar la creatividad y expresar lo que uno es.

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¿Cuándo y por qué empezaste a fotografiar? ¿Quién o qué fue tu primera musa?
En los años 90’s, cuando point and shoot en 35mm era 4K, siempre me la buscaba para terminar haciendo alguna foto en los eventos familiares. Mi mamá y mi tía trataban de quitarme la cámara lo más pronto posible ya que la gran mayoría de mis fotos iban a terminar con un dedo en el medio, pero valía la pena, ver ese dedo, y saber que era mío, se sentía bien de alguna manera.

Mi musa siempre fue el momento, el ahora que no vuelve a ser, que se queda retratado y el recuerdo mejora mientras mas se aneja la obra.

¿En qué cosa o actividad mundana encuentras alegría?
Las actividades pueden variar, entiendo que todas las fiebres se queman. Ahora, la alegría la encuentro cuando me siento que soy completamente libre, que estoy rodeado de personas con quienes me llevo bien, que no me joden, pasamos un buen rato, nos burlamos del sistema aquí y allá, y nos damos una buena vida, hedonistamente hablando.

¿Dónde te desarrollaste académicamente y cómo fue tu experiencia?
No quiero darle payola a ningún tipo de institución.

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¿Qué es lo más importante para ti a la hora de capturar una imagen/momento?
El elemento más importante para mí es la luz; esta dicta el humor de la fotografía, el tipo de poses y movimientos que se pueden capturar. La luz es materia que está viva y en constante movimiento. Me gusta estudiar sus velocidades, temperaturas y las formas que puede adquirir dependiendo del entorno. Me gusta la luz porque no miente, la luz es lo que es, no hay cotorra, no es disque pixeles, es la luz, mi hermano, que sin ella no hay vida.

¿Qué te brinda inspiración para crear?
Mis obras siempre han sido un reflejo de lo que estoy viviendo y con quienes. A veces recurro a mis obras del pasado solamente para recordar. Quisiera que mis obras generen esa sensación en otras personas, que recuerden, que se transporten a momentos de su vida que coinciden con la obra.

¿Cómo llegaste a Nueva York? ¿Cómo te ha acogido la ciudad?
Junto a la madre de mi hijo Velcro, mi mejor amiga y compañera de mil batallas, Paola Maria. La ciudad es muy competitiva y muy rápida, hay que aprender a bregar y solo así, tal vez, te acogerá. Algo que me ayudó fue estar presente en el momento y estar mentalmente claro de que ya no es Santo Domingo, ni El Cacique, ahora es Nueva York y Harlem. Aclaro, estoy orgulloso de ser capitaleño pero aquí es donde vivo y esta es mi ciudad, Nueva York, con todo y su mal olor, su renta impagable y su carácter sin complejos.

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La producción artística de la diáspora crece y tiene cada vez más exposición, ¿Cómo es la dinámica?
La gran mayoría de los recursos de todo el mundo están centralizados en algunas ciudades como Nueva York, Los Angeles, Paris, Londres, etc. Estas ciudades son las que tienen mayor demanda de producción de media y mayor acceso al comercio del arte. Nueva York es la metrópolis más cercana a República Dominicana y la gente siempre se movilizará hacia donde hayan más recursos. Ahora mismo hay una gran comunidad de norteamericanos descendientes de inmigrantes dominicanos y hay una nueva clase de inmigrante dominicano llegando a Nueva York a estudiar y ejercer con más entrenamiento que en décadas anteriores. Por eso se han dado las condiciones para que los dominicanos y descendientes de dominicanos se integren en las industrias de la moda y de la media a nivel creativo y no solo en operaciones o fábricas.

Me encanta de tu trabajo el sentimiento de convivencia que sostienes con tus “sujetos”, que entiendo son tus amigos, ¿cómo han sido estas exploraciones?
En el momento de retratar una persona me gusta trabajar en equipo, por lo que mis sujetos también cumplen un rol como directores de arte. Para mí siempre ha sido importante conocer a la persona, entrar en confianza, y saber que esta persona quiere hacer o decir antes de retratar. Creo que por esto mi arte ha evolucionado un poco hacia arte de estudio porque es un proceso creativo bien íntimo y ha sido muy enriquecedor trabajar y conocer gente de tantos orígenes diferentes.

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Usas el hashtag #FilmIsNotDead en todas tus fotografías. ¿Qué te gusta del film? ¿Por qué es indispensable en tu trabajo?
Siempre he preferido el arte en físico y naturalmente el gravado que resulta de la reacción química del negativo al ser expuesto a la luz. También creo que la tridimiencionalidad de la luz en negativos se puede sentir más densa y la bacanería también, tu sabe, porque dime tú, #labacaneriaisnotdead.

Ahora todo debe estar en Instagram para que exista, ¿crees que ha afectado el trabajo fotográfico/artístico en general?
Instagram tiene una cualidad muy importante y es que banaliza cualquier tragedia. Es el filtro que transforma todo en comedia. Recuerdo que antes creaba mi obra y me inventaba estos statements artísticos y toda esa mierda. Estoy increíblemente agradecido de que Instagram le demostró al mundo que esto no es necesario y que estamos aquí para gozar, y la gozadera es lo que nos une y esa unión debe ser siempre la base del arte.

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¿Cómo ha cambiado tu percepción de tu identidad desde que vives en Nueva York?
En Nueva York hay mucho que experimentar. Acumular experiencias me ha ayudado a conocerme mejor y a encontrar cuales son mis talentos que realmente puedo ofrecer para lograr que mi ciudad sea mejor y como dominicano lograr que las otras generaciones que vengan después comiencen en un escalón más para arriba que yo y que la percepción de ellos mismos sea que pueden ser líderes, y como tal merecedores de los privilegios que ofrece una metrópolis como esta o un paraíso como Azua. Que pueden fumar yerba, que pueden ser unos desacatados y exitosamente contribuir a su comunidad, sin guille y sin deuda con nadie.

¿Cuál sería un proyecto que sueñas por desarrollar?
Darle un hermanito o hermanita a mi hijo Velcro, llamarlo Camilo Junior o Myrna o Maritza o Milka u Ofelia, si Paola me deja.

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Para ver más del trabajo de Camilo, pueden darle click a su perfil en Behance e Instagram.

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