Cada paso es coreografía
Texto por Félix Cordero
Fotografías gracias a Supakid y Rauschenberg Residency
Con base en San Juan, Puerto Rico, nibia pastrana santiago (Caguas, Puerto Rico, 1987) es artista y pedagoga; su práctica consiste en desarrollar "eventos coreográficos" en lugares específicos, especialmente en espacios públicos, para experimentar con el tiempo, la ficción y las nociones de territorio. Para nibia, las nociones canónicas de lo que es o no “danza”, “performance”, “coreografía” y “bailar” han perdido total sentido y cobrado otro; ¿Acaso el mismo flujo de nuestros cuerpos en los espacios que ocupamos día a día no es una coreografía? Con cada evento coreográfico, nibia descifra y expone los códigos que repetimos en pos de una existencia llena de un disfrute basado en el entendimiento de las dinámicas de poder en las que estamos sumergidos.
«Lo que me llama la atención de esta práctica, digamos, la de identificar coreografías o hacerlas es que el azar es un factor inevitable, y que ahí cuando lo que está pensado, a veces calculado y ensayado se junta con la realidad del momento performático: el público, el deseo, el calor, los aviones, las institución, el placer del movimiento es decir todo con todo: ahí está para mí el momento, o por lo menos estoy clara de que eso es lo que me interesa el evento. »
Su trabajo ha sido apoyado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña y la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. Actualmente nibia coedita una antología sobre la danza experimental puertorriqueña con la estudiosa de danza Susan Homar, que se publicará en 2021. Desde el 2017 al presente, nibia se desempeña como Coordinadora Académica del Programa de Danza en la Universidad del Sagrado Corazón, el primero en la isla. Es mentora en la Incubadora de Artes de Puerto Rico, una iniciativa de dos años dirigida por el Dr. Ramón Rivera-Servera, Northwestern University para apoyar artistas locales luego de los huracanes.
En esta conversación, nibia nos cuenta sobre su infancia, sus inicios en la danza, el arte y cuál es el poder de las coreografías.
¿Quién es Nibia Pastrana?
nibia pastrana santiago, uso el apellido de mi mamá, y escribo mi nombre en minúsculas, por eso de acordarme que no me interesa “capitalizar” y/o poner en mayúsculas esa cosa que es el nombre con que uno se identifica. nibia es artista, profesora y bailarina, le gusta el perreo y el merengue. No le gustan los ensayos, hace listas y vive en Santurce con Venus (perra).
¿Cómo fue el upbringing de Nibia? ¿Dónde creció?
Crecí en el campo, en Aguas Buenas, Puerto Rico junto a mis maravillosos padres Pablo y Nibia y mi hermano Pablo, a quien le llevo dos años (y sí, todos tenemos nombres iguales…ja!) también teníamos perros y caballos. Nos pasábamos metidos en la casa de los abuelos: mis abuelos paternos en el campo en Carolina y mis abuelos maternos en Guaynabo, los abuelos son importantes en eso de criarse. Quizá en esta entrevista es pertinente compartir que la primera vez que fui de niña a una clase de prueba en ballet, cuenta mi mamá, que yo le pregunté a la maestra si iban a poner música de Juan Luis Guerra, porque lo que yo quería era bailar merengue. Bueno, claramente mis padres esperaron un ratito más, y creo que al año siguiente me matricularon. Mi crianza estuvo llena de amor, y por eso me siento afortunada. Yo creo que mis padres siempre nos inculcaron a mi hermano y a mí esa cosa de compartir, ser persistentes, querer la naturaleza y ser agradecidos. También siempre estuvo muy presente el amor por Puerto Rico y por la gente.
¿Cuáles fueron las primeras vías que nibia encontró para manifestarse?
Supongo que todos esos talentshows escolares y los shows improvisados para la familia en la casa, con la manguera y/o la escoba de micrófono. También cualquier pista de baile en fiestas y bodas; los parties de marquesina en la intermedia y la high.
¿Qué o quiénes tuvieron la mayor influencia en nibia durante sus años de crecimiento?
Quisiera decir que mi Abuela Nibia, por su espíritu espontáneo y su algarabía. Mis maestras, tanto en la escuela, como en la escuela de baile, que estoy segura tenían que bregar con versión nibia-niña: insistente, hyper, y curiosa. Bueno, no creo que eso haya cambiado.
Y ahora como adulta, ¿quién la inspira?
Definitivamente me inspiran mis colegas artistas, en su mayoría mujeres y artistas cuir puertorriqueñxs del mundo de la danza experimental y el performance, en especial el trabajo de Viveca Vázquez y Teresa Hernández. Mis estudiantes del Programa de Danza de la Universidad de Sagrado Corazón en Santurce también son una inspiración porque veo su proceso y desarrollo. Me retan a buscar estrategias pedagógicas, que en fin terminan siendo ejercicios para estimular la creación. Y sobretodo me llenan de esperanza, porque creo que hay que tener convicción para estudiar danza y cualquier expresión artística hoy en día, y más en el contexto en que se vive en Puerto Rico donde cada vez hay menos fondos para hacer arte y las condiciones para vivir están en constante amenaza por la austeridad… ahhh y eso me recuerda que todavía me siento muy inspirada por toda la gente que se movilizó el verano del 2019 a las calles, especialmente toda la corilla del perreo combativo aquella noche de la renuncia de #trikyroselló.
En cuanto a la formación académica de nibia, ¿cómo fue? ¿Siempre supo el camino que querías seguir o hubo desaciertos y puntos muertos?
Yo siempre tuve claro que quería entrar a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (La IUPI). Originalmente entré a la Facultad de Ciencias Naturales, porque quería ser abogada ambientalista. Resulta que también quería seguir bailando, pero la universidad no ofrecía, y lamentablemente todavía no ofrece, un grado académico en Danza. Así que, sí tuve una crisis existencial sobre qué estudiar, porque en ese entonces aparentaba que estos campos no se podían conciliar (lo ambiental, la danza, el derecho, etc). Bueno, por suerte ¡el performance me salvó! Vi una pieza de Petra Bravo y otra de Viveca Vázquez que se presentaron en el maratón de lectura de La Iliada en el 2005…y eso es lo que pasa con el performance una vez lo vez, no puedes no-no verlo. Inmediatamente me matriculé en sus cursos de danza en la Facultad de Humanidades y también me puse a tomar clases en el Programa de Estudios de la Mujer y Género, que para ese entonces era solo un certificado, por eso de entender el cuerpo desde un foco más sociopolítico. Afortunadamente terminé, como terminamos muchxs estudiantes raros, en el Programa de Estudios Interdisciplinarios creando mi propio bachillerato en “Danza y Estudios de Género”. Cuando estaba por graduarme, y luego de estudiar perspectiva de género y distintas corrientes feministas me di cuenta de que realmente estaba empezando y necesitaba profundizar más en esto de la danza dentro del contexto académico, así que me aceptaron en el MFA en Danza de la University of Illinois en Urbana Champaign, donde estuve tres años y la fortuna de estudiar con Cynthia Oliver, Jennifer Monson y Tere O’Connor… de ahí pa’ lante no tuve duda alguna que había encontrado mi campo.
¿Cuándo y cómo surge el interés de Nibia por el arte?
arte (así en minúsculas) es una palabra que considero amplia, y creo que el arte siempre se regodea y se asoma por la vida de una, ya sea en una interacción particular en lo cotidiano, o en eventos o en cosas que se declaran como “arte”. Entonces, si considero esto del arte como el mundo que aparece y pasa a mi alrededor, creo que desde muy temprano he tenido curiosidad por eso. Ahora bien, mi decisión sobre hacer algo con, sobre, o en contra de eso, y que lo asumí como algo que quería ser, ese momento donde dije: “ay sí, mano fíjate, creo que estoy ready pa’ decir que soy artista” fue quizás a mis 23 años, donde me di cuenta que si decía que era artista, nadie me negaba las cosas que quería hacer, por ejemplo hacer cualquier loquera en un espacio público, al decir soy artista, podía operar en lógicas raras, y la gente no me molestaba, como diciendo si déjala tranquila que “hace arte”, o “ahh si eso es performance”. Esto ocurrió en mis años de formación, y por mucho tiempo solo me identificaba como bailarina, pero eso de decir soy artista, me tomó tiempo. Yo creo que el interés genuino por el “arte” “Arte” “alte” apareció, o mejor dicho se cristalizó cuando empecé a entender la danza no solo como forma, si no como contenido, y cuando internalicé que el cuerpo es un campo de batalla, así que vamo’s a ser lo que vinimos a hacer, y el miedo lo dejamo en la gaveta.
Para Nibia, ¿Qué es bailar?
Para mí “bailar” puede ser cualquier cosa y cualquiera lo puede hacer, o mejor dicho cualquier cosa puede ser un baile. De hecho, “cualesquiera” ese fue el título de mi primera exhibición en Hidrante que culminó en noviembre 2019.
¿Cuál es el poder que poseen las coreografías? ¿Qué le llama la atención de esta práctica?
En mi práctica yo entiendo lo coreográfico como un lente para ver la organización y manifestación de las cosas en el mundo con relación al tiempo y al espacio. Por ejemplo, yo considero la Bahía de San Juan como un espacio “altamente coreografiado”, en el sentido de que la entrada y salida de buques de cargas y cruceros a la bahía son una coreografía de maniobras, productos importados, protocolos, leyes, etc.
Yo creo que el poder radica en la percepción; en poder identificar lo que se ve como algo previamente coreografiado que, si se hace pasar como natural, y es una coreografía que oprime, hay que interrumpirla.
A la vez creo que la coreografía es una gran herramienta para desarrollar estrategias o flujos que permitan nuevas posibilidades.
Lo que me llama la atención de esta práctica, digamos, la de identificar coreografías o hacerlas es que el azar es un factor inevitable, y que ahí cuando lo que está pensado, a veces calculado y ensayado se junta con la realidad del momento performático: el público, el deseo, el calor, los aviones, las institución, el placer del movimiento es decir todo con todo: ahí está para mí el momento, o por lo menos estoy clara de que eso es lo que me interesa “el evento”.
Y el cuerpo, ¿cuál es su poder?
Voy a citar para contestar:
“Your body expresses yesterday in what it wants today”- Luce Irigaray
¿Cómo es la relación de Nibia con la música? ¿Con qué ritmos y estilos tiende a trabajar?
Mi relación personal con la música y el sonido es una de goce y de acompañamiento. Sin embargo, en mi trabajo artístico, casi nunca utilizo música, y si la uso nunca se presenta en su totalidad y probablemente es de carácter experimental. Mi colaborador de hace más de 9 años, Eduardo Rosario, que es artista de sonido, puertorriqueño radicado en Chicago, es quien investiga, desarrolla y performea sonido en vivo para mis trabajos. Nuestra colaboración más reciente fue para la Whitney Biennial, donde presentamos un score de 5 horas, el más largo que hemos trabajado juntos; en 2017 Eduardo hizo el sonido durante tres horas para mi pieza “fuerzas sutiles” que fue en un hangar en el aeropuerto de Isla Grande.
En términos de estilo podría decirse que tanto Eduardo como yo, insistimos en hacer preguntas específicas para cada proyecto, y no pensamos en estilos. Consideramos mucho más la cualidad material y volúmenes para generar sonido. Yo honestamente confío mucho en su práctica conceptual y el diseño sonoro que produce en su trabajo individual y con relación al mío.
¿En qué medida considera Nibia que el dembow, reguetón, trap, y demás géneros han impactado su práctica? ¿Cómo has trabajado con ellos?
En mi trabajo el culo, las nalgas, las caderas y por ende la pelvis son centrales, y si no lo son, al menos pueden aparecer como protagonistas de vez en cuando. Esto no quiere decir que necesito música o un ritmo exterior para moverlos, pero sí reconozco los géneros musicales que invitan y generan un movimiento pélvico y tengo claro sus influencias en mi trabajo, o mejor dicho en mi vocabulario de movimiento.
Por ejemplo, “los presidentes pisan, o conmemorando lo invisible, o quiero ser una iconoclasta sexy” (2014), que no es un trabajo de coreografía, si no, una intervención en un espacio turístico, no hay música y no tiene por que haberla, pero el perreo es una de las bases para mis movimientos en relación con las estatuas de los presidentes. Yo le llamo “vandalismo corporal” y definitivamente perrearle a la estatua de Obama puede ser ofensivo para los turistas. De hecho, cuando yo estaba en elemental lo que se escuchaba era “el underground” y recuerdo claramente toda la censura y las noticias de “confiscan cassettes”. No soy una experta en este tema, pero es evidente que el underground al surgir en un contexto particular del Puerto Rico de los noventas, da paso al reguetón, y por ahí sigue hasta llegar al trap. Definitivamente esta secuencia de eventos ha tenido una resonancia en mi trabajo, y ahora, quizás en un espíritu medio nostálgico por el reguetón de principios de los dos miles, más específicamente he querido atender y “jugar” con mis influencias. Por eso, el performance de Thank You Tego, Thank You Trisha (2019), donde ocurre una coalición casi absurda entre la música de Tego Calderón (reguetonero puertorriqueño) con el early work de Trisha Brown (coreógrafa postmoderna estadounidense), ambos como referencias grandes en mi experiencia de vida y formación artística.
¿Cómo Nibia conoce a los Kentón y por qué incluyó sus movimientos en su performance? ¿Qué tiene el merengue que le resultó interesante para comunicar?
Yo también crecí escuchando salsa, porque a papi le gusta oírla y a mami bailarla, pero como te mencionaba el merengue también estuvo presente. En mi opinión creo que es el único género que mami y papi bailan bien juntos. Ellos vivieron un tiempo en Santo Domingo en los ochentas, y en ocasiones se pasan hablando de artistas y conjuntos de la época, creo que así aparecieron Los Kenton. Tengo que decir que, para mí, uno de los placeres más grandes es bailar un merengue, de esos apretaos y de dar par de vueltas… y también, puede ser que me equivoque, pero me parece que el merengue es uno de los géneros que más tiene covers de canciones de otros géneros, y eso lo encuentro fascinante. Cualquier canción famosa, de cualquier época, de seguro hay una versión en merengue. En el caso del cover de Los Kenton que usé, una vez la escuchas, chachhh…olvídate de la original.
Con José López Serra, quien estuvo curando la exhibición en Hidrante, habíamos hablado de que yo quería reconocer mis influencias, hacer una retrospectiva de mi trabajo, y presentar trabajo nuevo. Entonces Los Kenton me parecieron ideales como referencia y motif para desarrollar estas temporalidades: tributo, archivo, y novedad.
Usando la canción Yo te seguiré (te amo), 1986 que a su vez es un cover de “I will follow you”, 1963 como punto de partida y el flow estético de Los Kenton en colaboración con los performers: Pó Rodil, Ezequiel Díaz y Luis Rivera construimos un performance de tres horas. En mi fantasía este es un performance antillan-esco; las camisas las confeccionó Don Miguel Ochoa, sastre cubano que vive en Santurce hace más de 30 años, la música es dominicana, y lxs performers somos puertorriqueñxs, y Luis quien es domi y bori.
Incluimos un poco de esa referencia de movimientos Kung-Fu y artes marciales que caracterizaba a Los Kenton, pero más que eso, creo que estábamos transmitiendo “el feeling” de esa canción interpretada por esa orquesta. Nosotrxs trabajamos en distintas zonas performáticas—desde cantar de la manera más vaga posible a algo más espectacular, de bailar merengue en silencio y de ‘ensuciarlo’ por no decir deconstruirlo hasta llevarlo a una secuencia atropellada de movimientos erótico-absurdo, cantar el coro “Te amo, te amo, te amo y tengo que gritarlo/ Con todas las fuerzas que existen en mi alma/ Te amo, te amo, te amo con locura y con fe delirante” mientras el público nos acompañaba en ese desamor.
La pieza tenía también un momento de activar “coreografía pura” donde se llevaba a cabo un dictado de palabras que correspondían a movimientos predeterminados y los performers teníamos que ejecutar las secuencias en el momento según el orden de palabras, así como un momento más largo donde mirábamos la disco-ball en el techo y luego bailábamos en una velocidad pausada.
El título de esta pieza Koreografía: Yo te seguiré (te amo), alude al amor que siento por la forma; y el evento se hizo con la intención de expresar un amor profundo hacia lo venidero.
Puedes escuchar el playlist realizado por nibia “caballa-cubo-pared’’:
Canciones para calentar, estirar y entrar en mood antes de performear.