Lapaz de Gazcue
Texto por Nicole Hernández Alvarado
Ilustraciones por Mónica Lapaz
Realización del audiovisual “Lapaz de Gazcue” por Thaís Espaillat Ureña
Quienes conocen Moniquín saben que es un ser sumamente curioso, que ama los perros y armar coros para cantar al karaoke. Hace unos 8 años me admitieron a un grupo de Facebook llamado “We love Moniquin”, y siempre he dicho que es la organización con la que más me identifico. La conocí en un evento de dibujo ubano y de ahí en adelante siempre la he visto dibujando en espacios abiertos, a personas, calles, parques y perros. Su curiosidad es activa en conversaciones, pero más aún en las imágenes que crea, son verdaderamente representativas de su persona en trazo, caracterizaciones y contenido.
Caminar Gazcue es un ejercicio de derivé rutinario de Mónica Lapaz (Gazcue, 1983), andar a pies por esas calles resume mucho de su experiencia con la ciudad de Santo Domingo. Como arquitecta, se refleja en ella su relación con la documentación de espacios. En su serie Gazcuense ilustra calles, paredes y edificaciones modernas en el sector de Gazcue. La modernidad en Santo Domingo pareciera en sí un off-site, las masas de concreto que activan grandes figuras geométricas comunican atemporalidad y dominancia. Otrxs artistas han documentado estas edificaciones de modo que parecen inalcanzables, sin embargo, este ejercicio de Moniquín siendo aún nostálgico, se aleja del autoritarismo.
Utiliza colores brillantes y repetitivas texturas rítmicas para describir-crear los espacios que figura. En estas cinco ilustraciones las formas orgánicas se centran en las rejas que ha documentado de distintas coordenadas. La ornamentación y representación animalesca o floral, forma parte importante en el diseño de ellas, en contraste con las macizas propuestas urbanas de los edificios. Conocer Gazcue como Moniquín implica encontrar pacientemente esas historias que se encuentran en sus formas.
Los objetos, y en este caso las rejas, se “humanizan” y parecieran caracterizaciones; podrían estar narrando las mismas historias personales la artista y aún así nos comunican una familiaridad común a nuestras propias vivencias en Santo Domingo. Las rejas llevadas al sujeto están lejos de lo utilitario, la barrera que nos impide mirar hacia dentro.
Lo bello de este aspecto de la documentación es ver que no solo abarca el lenguaje visual que contrasta lo geométrico contra lo orgánico y el uso del color, sino también los distintos discursos estéticos que argumentan en esta localidad. Pareciera que asimismo suceden estas conversaciones entre Mónica la arquitecta y la artista, asumiendo la tarea de documentar estas edificaciones antes que desaparezcan por la creciente urbanización vertical de la ciudad, mas también, resaltando esas decisiones estéticas locales enfocadas en las subjetividades.
Desde el ojo de la poeta y artista Thaís Espaillat Ureña, también habitante de Gazcue, recorremos con Mónica la ruta por las casas ilustradas.